El ascenso en bicicleta a Val Genova es una inmersión total en la belleza salvaje del corazón de los Dolomitas, un rincón donde la naturaleza domina el paisaje con bosques espesos, el estruendo de cascadas como la Nardis y las imponentes cumbres que flanquean el valle. El entorno cambia a cada kilómetro, alternando tramos de sombra, ríos tumultuosos y pequeños claros que revelan toda la majestuosidad alpina.
Este rincón del Trentino no es solo una joya paisajística, sino también un destino apreciado por cicloturistas que buscan rutas menos concurridas, con fuerte carga escénica y un punto de aventura. La carretera, estrecha y sin tránsito pesado, refuerza esa sensación de aislamiento y autenticidad que tan bien acompaña al esfuerzo físico del ascenso.
Con una longitud total de 18,6 km, una pendiente media del 4,7% y un desnivel a superar cercano a los 900 m, el ascenso combina tramos suaves con zonas más exigentes, sobre todo a partir de Malga Genova. A pesar de que la altitud no es extrema, el perfil creciente y el terreno algo rugoso exigen una gestión adecuada del ritmo y buena forma física para disfrutarlo plenamente.
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Fuente: cyclingcols |
Partimos desde Pinzolo pasando de la SS234 a la pista que tiene el inicio en Carisol. El inicio es suave, con buen asfalto y un trazado que se adentra lentamente en el valle siguiendo el río, con una orientación hacia el oeste.
Los porcentajes de los 3 kms iniciales son entre el 3 y el 5%. En general, suaves, siendo la zona más saturada en cuanto a tráfico.El asfalto en general no está en muy buen estado, aunque es posible hacer el trayecto, como hicimos nosotros, en bicicleta de carretera.
El desvío hacia Madonna di Campiglio, para la salida del valle, queda atrás y el ambiente se vuelve más natural, con arboleda densa y una sensación creciente de aislamiento. Al pasar el peaje a vehículos a motor cambia bastante el recorrido.
Los siguientes 3 kms, hasta la Cascata Nardis (921 m), espectacular y atronadora, uno de los puntos más fotografiados del valle, son prácticamente falsos llanos.
En el trazado, hay numerosos albergues, transformándose en una especie de parque temático natural con intereses y niveles según los objetivos y forma física de los individuos. Pocos llegan a las cumbres más altas.
Superando los 1000 m, se alcanza el entorno del Albergo Genova, con un breve respiro visual gracias a una apertura del valle.Se prosigue hacia Malga Genova (1094 m), donde la pendiente se endurece bruscamente con una rampa al 10%, ya en un entorno más salvaje.
El firme comienza a mostrar desgaste: algunos tramos tienen asfalto rugoso o agrietado, especialmente en las zonas más sombrías. Estamos, sin duda, en el tramo más duro del ascenso.
El bosque se cierra y el valle se estrecha; la humedad y la sombra hacen que algunos tramos tengan grava o restos vegetales.
A 9 kms de coronar, pasada la Malga Genova, las pendientes constantes entre el 7-10%, con máximas en un inicio al 15% y varias por encima del 10%.
En el tramo entre 1400 y 1500 m, ya con el valle de nuevo abierto, el esfuerzo se mantiene y la carretera se vuelve más exigente por su estado, aunque el entorno es sobrecogedor.
La pendiente desacelera y se estabiliza a unos 6 kms de coronar entre el 3 y el 5%, pero de forma irregular, con alguna que otra rampa dura.
Son unos últimos kms impresionantes, viendo de primera mano el gran circo donde finaliza el valle y las últimas capas de nieve en las cotas más altas.
Aproximadamente a unos 3 kms para coronar el asfalto va desapareciendo, con algún tramo algo comprometido, pero factible, con precaución con la bicicleta de ruedas finas.
En este sector final volvemos a tener tramos comprometidos al 7% y alguna rampa al 10%, pero ya no con la dureza de kms anteriores.
Última recta para situarnos en un final sin asfalto, con varias curvas y con una pendiente moderada entre el 4-6%.
El Rifugio Bedole (1641 m) aparece tras una última curva: el paisaje se abre a los glaciares, con una llegada de puro sabor alpino, ideal para detenerse y contemplar después del esfuerzo.
Aproximadamente a unos 3 kms para coronar el asfalto va desapareciendo, con algún tramo algo comprometido, pero factible, con precaución con la bicicleta de ruedas finas.
En este sector final volvemos a tener tramos comprometidos al 7% y alguna rampa al 10%, pero ya no con la dureza de kms anteriores.
Última recta para situarnos en un final sin asfalto, con varias curvas y con una pendiente moderada entre el 4-6%.
El Rifugio Bedole (1641 m) aparece tras una última curva: el paisaje se abre a los glaciares, con una llegada de puro sabor alpino, ideal para detenerse y contemplar después del esfuerzo.
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