El Passo di Pennes/ Penserjonch (2211 m) se sitúa en pleno corazón del Tirol del Sur, enlazando el valle de Isarco con el Sarntal. Es un puerto muy alpino, rodeado de praderas altas y con panorámicas abiertas desde media ascensión, lo que le da un aire de gran montaña. Aunque menos mediático que otros pasos cercanos, su dureza y belleza lo convierten en un tesoro para el cicloturismo.
En el Giro de Italia ha tenido presencia en varias ediciones, siendo protagonista en 2019 (aunque sin clasificación de puerto), y antes en 2009, cuando formó parte de una durísima jornada de alta montaña. A lo largo de los años, el Pennes ha sido paso de transición en etapas que buscaban desgaste antes de los grandes colosos, aunque para los cicloturistas es mucho más que eso: una carretera solitaria, paisajística y con una exigencia constante que lo convierte en un desafío inolvidable.
📊 Altimetría general – Vipiteno (vertiente norte)
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Longitud: 15,8 km
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Pendiente media: 8%
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Desnivel total: 1271 m
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Orientación: Sur
Ascensión de gran regularidad, con una primera parte algo más suave y un tramo central y final muy exigente, con largas secciones al 8-10%. El puerto no ofrece descansos, lo que incrementa la sensación de dureza. Asimismo, la vertiente sur desde Bolzano y el valle de Sarentino es más larga y tendida que la del norte, aunque acumula mucho desnivel. La ascensión alterna falsos llanos y tramos suaves con sectores más exigentes al 7-8%, lo que la hace muy irregular y propicia para ataques sorpresa.
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Fuente: cyclingcols |
La salida desde Vipiteno por la SS508 (945 m) arranca en un ambiente urbano, con pendientes muy suaves que permiten calentar sin gastar demasiadas fuerzas.
Tras el primer km, la carretera se estrecha y gana inclinación, situándose ya en el 5-6%, preludio de lo que será el tono general de la subida. El ambiente es boscoso, con vistas al valle del Isarco.
Entre el km 3 y 5 aparecen rampas más duras, llegando al 10-11% en algún punto, obligando a entrar en ritmo de ascenso serio. Son algo más de 2 kms duros y regulares, sin tregua.
La carretera mantiene un trazado bastante rectilíneo, con pocas curvas de herradura, lo que acentúa la sensación de monotonía y esfuerzo continuo. La pendiente se estabiliza en el 8-9%.
El tránsito por Egg/Dosso supone un ligero respiro visual, con vistas al valle, pero la pendiente no baja del 7%.
La vía gira a partir del desvío a esta pequeña localidad hacia el suroeste, transitando por zona de bosque bastante espesa.
A medida que se asciende, los bosques empiezan a clarear, abriéndose a paisajes más amplios y panorámicas espectaculares sobre el valle del Isarco.
Los kms intermedios se convierten en un terreno psicológico: no hay descansos y la pendiente rara vez baja del 8%.
El trazado carece de grandes curvas cerradas, y en su lugar ofrece rampas directas que ponen a prueba la capacidad de mantener un pedaleo constante. Las cuatro únicas, casi enlazadas, se encuentra a unos 5 kms para coronar, punto de inflexión para endurecer los kms finales.
A partir del km 11, el puerto se endurece aún más con rampas que alcanzan el 10%, coincidiendo con una carretera más solitaria.
El tramo que conduce hacia el desvío de Berglalm es uno de los más exigentes, con largas rectas y una pendiente que no da tregua.
En los dos últimos kms se mantienen rampas del 9-10%, en un ambiente de alta montaña, ya por encima de los 2000 m de altitud.
La vegetación desaparece casi por completo, dejando paso a praderas alpinas y un entorno abierto donde el viento puede influir. Es un final intenso y que se hace largo, con referencia visual del albergue Alpenrosenhof en la cima.
La cima del Passo di Pennes (2211 m) se alcanza en un collado abierto y panorámico, donde la sensación de aislamiento y grandeza alpina recompensa todo el esfuerzo previo. En nuestro caso, desgraciadamente, se presentó una fuerte tormenta.