El ascenso a Jafferau (1932 m) es uno de los ascensos más legendarios del Piamonte y un puerto íntimamente ligado a la historia del Giro de Italia. Situado sobre la localidad de Bardonecchia, en el extremo occidental de los Alpes italianos, combina la belleza alpina con una dureza destacable. No es un puerto largo, pero sí extremadamente exigente, con rampas constantes que rara vez bajan del 9%, lo que le otorga un carácter explosivo y selectivo. Su carretera es estrecha, encajonada en el paisaje de montaña, y refuerza la sensación de aislamiento que convierte este puerto en un escenario épico para el ciclismo.
En el Giro de 1972, Eddy Merckx escribió una de sus páginas más recordadas con un triunfo en Jafferau, consolidando su condición de dominador absoluto. Décadas más tarde, la carrera volvió a este escenario en varias ocasiones, y victorias, entre otros como Chris Froome, y cada vez se repitió el mismo guion: selecciones durísimas, desfallecimientos de favoritos y una cima que se convirtió en símbolo de resistencia y ambición. La subida es corta, apenas 7,5 kms, pero su brutal pendiente media del 9,2% la sitúa entre los muros alpinos más temibles, capaces de decidir una clasificación general en pocos minutos. La escalada no es simplemente un puerto; es una ascensión con carácter, una trampa de alta montaña donde se mide la verdadera capacidad de sufrimiento de los corredores.
📊Altimetría
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Longitud: 7,5 km
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Desnivel total: 684 m
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Pendiente media: 8,7%
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Pendiente máxima: 12%
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Orientación: Este – Oeste
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Características: Ascensión corta, pero extremadamente dura, sin descansos, con pendientes constantes en torno al 9-10 % que la convierten en un muro alpino decisivo.
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Fuente: cyclingcols |
Con una orientación hacia el este, el inicio es algo confuso. Tenemos que seguir dirección Le Gleise, dejando atrás la SS335 y pasando por una vía estrecha por debajo de la autopista del túnel de Frejús (E70).
El inicio en Bardonecchia ya impone respeto, con rampas que después de un falso llano aumentan hasta el 10-11% que obligan a entrar en ritmo desde el primer km. Nos topamos con un semáforo para superar una estrechez.
En el sector de Melezet y Millaures, pertenecientes a la localidad de La Gleize, la pendiente sube de manera constante hasta el 9%, manteniendo la dureza.
El paso por el desvío a Sant’Andrea Apostolo alcanza puntas del 10%, un tramo donde ya se empieza a romper el grupo. El recorrido se basa en amplias curvas de herradura a superar.
La llegada a Gleise ofrece un breve respiro con algún 5%, pero es solo un paréntesis antes de que el puerto muestre su verdadero rostro.
A partir de aquí, la carretera vuelve a empinarse de forma sostenida, con largos kilómetros en torno al 9 % de forma muy constante y sin descansos. La vía, aunque estrecha, está en buen estado.
El entorno natural solitario, sin apenas referencias, acentúa la sensación de dureza física y mental. Alternamos zonas boscosas con tramos de prado alpino, con bonitas vistas a los macizos colindantes.
En los últimos 3 km, la pendiente no baja nunca del 9%, haciendo que cada metro sea un esfuerzo constante.
La aproximación al hotel e instalaciones de las pistas de esquí presenta rampas que alcanzan el 11%, un punto decisivo por su agresiva dureza.
El penúltimo kilómetro es brutal, con medias del 10-11% y tramos que llegan al 12%, una pared que exige el máximo.
Coronamos en una pequeña meseta, a los pies del Monte Jafferau (2815 m), rodeado de paisaje alpino, corona una de las ascensiones más duras y selectivas de los Alpes italianos, con un final sin asfalto, entre los remontadores y hotel.
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