PASSO STAULANZA (por Caprile)

El Passo Staulanza, situado en el corazón de los Dolomitas de Belluno, conecta el valle del Cordevole con el Val di Zoldo, ofreciendo un paso natural entre paisajes de gran belleza y tradición alpina. Desde su cima, a 1773 metros de altitud, se contemplan algunos de los macizos más emblemáticos como el Monte Pelmo, cuya silueta piramidal se alza imponente sobre bosques de coníferas, praderas y pastos de altura. A los pies del puerto se encuentra Caprile, un pequeño y encantador núcleo que conserva la atmósfera típica dolomítica y que sirve como base ideal para múltiples rutas ciclistas, entre ellas, la que conduce a Staulanza. Esta carretera, conocida por su excelente mantenimiento y bajo tráfico, es apreciada tanto por el cicloturismo como por los profesionales del ciclismo, que la han transitado en más de una ocasión durante el Giro de Italia, normalmente como ascensión de paso dentro de etapas de gran fondo.
La subida desde Caprile es una ascensión larga pero accesible, que va ganando altura de forma progresiva a lo largo de 13,5 kms. El inicio es suave y transcurre junto al río Cordevole, con un entorno cerrado por la vegetación, ideal para entrar en calor. Poco a poco la pendiente se va consolidando entre el 6 y el 8%, sin sobresaltos ni tramos extremos, lo que permite encontrar ritmo y disfrutar del entorno. A medida que se avanza, se atraviesan pueblos con encanto como Selva di Cadore o Santa Fosca, puntos intermedios que rompen la monotonía y brindan oportunidades para repostar o tomar aire. La carretera, bien asfaltada y ancha, va ganando altitud con trazado regular y vistas cada vez más abiertas. En el último tercio, ya por encima de los 1600 metros, el paisaje se vuelve más alpino, con pastos, abetos dispersos y presencia de malghe (refugios de altura). La cima llega tras una subida progresiva sin rampas finales duras, lo que permite coronar con dignidad incluso tras una jornada larga.
Asimismo, el paso presenta una longitud de 13,5 km con una pendiente media del 5,6%, salvando un desnivel total de 758 metros. La primera mitad concentra las rampas más exigentes, con tramos que alcanzan hasta el 9 y el 10 % en torno a Selva di Cadore. Entre los kilómetros 7 y 10, el trazado suaviza e incluso desciende ligeramente, antes de encarar los kilómetros finales que oscilan entre el 5 y el 6 %. Es una subida de dificultad moderada, ideal para fondo, con ritmo constante y sin grandes picos de dureza, pero que exige resistencia y cadencia para mantener una pedalada eficiente hasta la cima.
Fuente: cyclingcols
Desde Caprile pasando de la SR203 a la SP20, con una orientación hacia el suroeste, la carretera inicia su ascenso bordeando el río (torrente Fiorentina), con un ambiente boscoso y pendientes suaves entre el 4 y el 5%. 
Este primer tramo es ideal para calentar sin prisas, disfrutando del aire fresco matinal que ofrece el valle. El tráfico es escaso y la calidad del asfalto permite rodar con seguridad y constancia. Pasamos por diversos túneles iluminados.
Al paso por Ponte, la carretera comienza a inclinarse con mayor decisión, entre el 6 y el 7%. Hay alguna que otra rampa al 9-10%, pero cortas. A ambos lados, la vegetación se cierra formando una galería natural mientras la altitud empieza a notarse. Aquí se percibe ya el carácter montañoso del puerto, aunque sin intimidar al ciclista.
El ascenso se mantiene estable al 6-7% en dirección a Selva di Cadore, ganando metros con regularidad.
Se trata de una sección con curvas suaves que permiten mantener el ritmo sin forzar la mecánica. El trazado acompaña al ciclista, sin exigencias extremas pero sin descanso, transitando por una vía ancha y en buen estado.
Poco antes de Selva di Cadore, aparecen las primeras rampas con medias entre el 8-9%, incluso con máximas que llegan al 11-12%. Es el sector más duro de esta vertiente. 
Este pequeño muro obliga a ajustar el desarrollo y dosificar las fuerzas si se quiere llegar entero al final. Las vistas al fondo se abren por momentos, anticipando el espectáculo dolomítico.
La localidad de Selva di Cadore marca el ecuador del puerto, siguiendo por la SP251, con una pequeña zona urbana y un falso llano de transición. La altitud ya supera los 1300 metros y el aire empieza a sentirse más frío y limpio. A la izquierda dejamos el desvío al Passo Giau y al Colle Santa Lucia.
Tras Selva di Cadore, el trazado se desvía hacia Santa Fosca con una rampa del 8-9%. El paso por este núcleo es corto, pero técnico, con estrechamientos y posible presencia de vehículos. El desnivel sigue sumando y la acumulación de esfuerzo comienza a notarse.
A la salida de Santa Fosca llega una sorpresa: un breve descenso que rompe el ritmo, pero oxigena las piernas. Este respiro visual y físico permite contemplar el Monte Pelmo en el horizonte, escoltando la carretera. El perfil se suaviza hasta el 2%, una rareza en un puerto dolomítico.
Desde el km 6 hasta el km 10, el puerto transcurre con pendientes cómodas entre el 4 y el 6%. Este tramo intermedio es ideal para volver a encontrar cadencia y recuperar algo de tiempo perdido. El entorno natural cobra protagonismo, con amplios prados y refugios visibles entre los abetos.
Al paso por Camping Cadore, el trazado gana algo de pendiente, volviendo al 6-7% en tramos puntuales. No hay curvas cerradas ni muros repentinos, lo que facilita un pedaleo constante. El paisaje sigue ampliándose y la luz varía según la altitud y la hora del día.
Malga Fiorentina anuncia el tramo final, con un trazado serpenteante en medio de un paisaje alpino puro. Las rampas se estabilizan al 5-7%, pero el esfuerzo acumulado se deja notar en las piernas. El silencio y la altitud se imponen, favoreciendo una experiencia de montaña auténtica.
El último kilómetro mantiene un perfil del 4,5%, sin grandes sobresaltos y con la cima visible a lo lejos. Este tramo final ofrece una sensación de logro inminente, con los macizos dolomíticos como testigos. El aire fresco y limpio recuerda que se ha llegado a una de las cotas clásicas del Bellunese.
La cima del Passo Staulanza, a 1.773 metros, aparece de forma natural, sin pancartas ni alardes. Solo una señal y un pequeño refugio marcan el punto más alto de la travesía. La sensación es de paz y equilibrio, premio a un esfuerzo sostenido pero grato.
El Passo o Forcela Staulanza ha sido escenario del Giro como paso intermedio, no decisivo, pero sí estratégico. Su ubicación y características lo convierten en pieza habitual en etapas que conectan Giau, Duran o Fedaia. Es un paso popular por cicloturistas y profesionales por igual, por su belleza y su accesibilidad.

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