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PASSO CIBIANA (por Venas di Cadore)

El Passo Cibiana, situado en los Alpes Dolomitas, es un puerto secundario en cuanto a altitud, pero no por ello menos interesante o exigente. Comunica la Valle del Boite con la Val di Zoldo, a través de una carretera estrecha y tranquila que permite un tipo de ascensión muy íntima, ideal para quienes buscan escapar de los grandes colosos cercanos llenos de tráfico. En la cima, a 1530 metros, se encuentra la bifurcación que da acceso al Monte Rite, donde se ubica el museo en la nube de Reinhold Messner, uno de los centros expositivos más singulares del mundo del alpinismo.
El paso ha aparecido en el Giro de Italia en alguna ocasión como tránsito, aunque sin protagonismo destacado, lo que le da ese carácter de joya escondida. Su vertiente desde Venas di Cadore es corta, pero muy dura, con rampas exigentes desde el primer km y un entorno que cambia entre vegetación, vistas abiertas y pueblos que parecen suspendidos en la ladera.
La ascensión desde Venas di Cadore es un esfuerzo breve pero intenso. Son 9,5 kms, en los que se ascienden 650 metros de desnivel, lo que da una pendiente media del 6,8 %, aunque el dato engaña: hay tramos claramente más duros, con varias secciones por encima del 10 %. No hay descansos reales. Se trata de una carretera rural, estrecha y encajada, que pronto se retuerce en un encadenado de curvas de herradura que ofrecen vistas panorámicas del valle. Su vertiente opuesta, por Forno di Zoldo, no es tan agresiva.
Fuente: cyclingcols
La aproximación a las primeras rampas, partiendo de Venas de Cadore, es en descenso, pasando de la SS51 a la estrecha y sinuosa SP347, hasta atravesar el puente sobre el Torrente Boite. 
La orientación del ascenso es hacia el suroeste. Desde el primer metro, la pendiente se eleva de forma agresiva hasta consolidarse en el 10-11%.
Las características del inicio son bastante salvajes. Aparte de la dureza y la vía angosta, pasamos por un espeso manto boscoso inicial que se disipa al llegar a los primeros núcleos habitados.
Después de dos grandes curvas, al llegar a la zona habitada en el entorno de poblaciones anexadas a Cibiana di Cadore la vía es más rectilínea, remontando el valle.
Después de los 2 kms duros iniciales, tenemos aproximadamente unos 3 kms más cómodos, con porcentajes entre el 6-7%.
A nuestra izquierda, en forma de balcón natural, disfrutamos de unas vistas generales del Macizo del Pelmo y de la Croda da Lago.
Incluso al aproximarnos a la iglesia de San Lorenzo (en la población de Masarié), tenemos un tramo suave que culmina con metros de llano.
A algo más de 5 kms para coronar el paso, los porcentajes se elevan agresivamente, con una pendiente en general sobre el 9-11% y máximas puntuales al 12-13%.
Asimismo, aparecen las primeras curvas de herradura, enlazadas una tras otra, con vistas al valle cuando nos lo permite el paisaje, que vuelve a ser agreste.
Las medias no engañan: los 5 kms finales tienen una media del 9,5%, atenuada por unos últimos metros más llevaderos. Se agradece la poca presencia de vehículos, cosa poco habitual en los Dolomitas.
A 2,5 kms aproximadamente para coronar, pasamos por el tramo más comprometido del ascenso, una rampa que llega al 13% en un sector donde la media no se mueve del 10-11%.
La penúltima curva anuncia el desenlace del puerto, con un 8-9% ya más llevadero. A esta altura, ya se siente el cambio de aire propio de la altitud. El tráfico es casi inexistente, y la ascensión se vuelve casi íntima.
La cima del Passo Cibiana aparece como una pequeña explanada entre colinas después de pasar el cartel indicativo. A la izquierda nace la pista al Monte Rite y al Museo Messner. Es un final solitario, sencillo y auténtico.

PASSO DURAN (por Dont)

El Passo Duran, situado en el corazón de los Dolomitas, es uno de esos puertos que, sin alcanzar grandes altitudes, se ha ganado un lugar de respeto entre los ciclistas por su dureza, su trazado compacto y su entorno agreste. Une la localidad de Dont, en el Val di Zoldo, con Agordo, atravesando un paso estrecho y montañoso dominado por las imponentes paredes del Monte Moiazza y el San Sebastiano, que le dan su carácter escénico y salvaje. A su paso se encuentran bosques espesos, laderas empinadas y algunos refugios alpinos que ofrecen un respiro ante la rudeza del trazado. Es una ascensión que no engaña: corta pero exigente, directa y sin concesiones. El Giro de Italia ha pasado en varias ocasiones por este coloso, utilizándolo como puerto de paso en etapas dolomíticas de gran fondo, donde ha cumplido siempre un papel determinante por su dureza acumulada y la fatiga que impone a los corredores.
El ascenso desde Dont, en la vertiente norte, es más corto que el de Agordo pero mucho más agresivo. En apenas 8,3 kms se supera un desnivel de 665 metros, lo que da una pendiente media del 8%, pero con tramos que superan ampliamente los dos dígitos. El inicio ya marca el tono con pendientes al 10-12%, y esa dureza se mantiene de forma sostenida hasta el último km. Este puerto no da tregua: es un desafío a la constancia y la fortaleza mental, con cambios constantes de ritmo, curvas cerradas y una sensación de encierro en medio del bosque que agudiza la percepción del esfuerzo. Los tramos más duros aparecen entre el km 4 y el 6, donde la pendiente oscila entre el 10 y el 12%, y donde el terreno se vuelve aún más físico. Al acercarse al Rifugio San Sebastiano, la carretera se suaviza levemente, permitiendo recuperar algo de ritmo antes de alcanzar la cima, situada a 1605 metros de altitud. Una subida que no regala nada, ideal para quien busca un reto puro en los Dolomitas.
La altimetría del Passo Duran desde Dont refleja un perfil constante y desafiante: 8,3 km de escalada al 8% de media, con un desnivel acumulado de 669 m. La subida es prácticamente un muro continuo, con varios kilómetros por encima del 10% y una concentración de dureza en la parte central. No hay tramos llanos, falsos llanos ni descansos visibles. Es una subida de potencia, cadencia corta y ritmo de escalador puro, que exige una buena gestión del esfuerzo desde el primer kilómetro. El coeficiente de dificultad es elevado debido a la constancia del desnivel y al hecho de que las rampas más duras se encuentran bien entrado el esfuerzo. Una ascensión para escaladores de verdad como su vertiente por La Valle Agordina.
Fuente: cyclingcols
La subida comienza con una clara advertencia: pendientes del 11-13% desde el primer metro, sin piedad. Pasamos de la SP251 a la estrecha y angosta SP347 con una orientación hacia el suroeste.
El entorno es boscoso y cerrado, aumentando la sensación de esfuerzo y aislamiento. Después de la rampa muy dura inicial, el primer km y medio tiene una media del 11%. 
La pendiente disminuye ligeramente al llegar al desvío de la pequeña población de Foppa, pero aún tendremos rampas alrededor del 9%, con un trazado rectilíneo y exigente.
Pasamos por varias localidades con desniveles algo irregulares hasta llegar a Cordelle, marca el inicio del sector muy duro: una rampa sin tregua entre el 10 y el 13%.
Pasadas las localidades de Gavaz y Chiesa, cambia bastante el entorno. Dejamos atrás los pequeños núcleos urbanos y entramos en una zona boscosa que nos acompañará hasta la cima.
Pasamos a la ladera opuesta después de pasar por una gran torrontera proveniente del torrente Moiazza, que emana del gran macizo dolomítico.
Los porcentajes de estos últimos 4 kms son muy exigentes, con rampas sostenidas entre el 9 y 10% de media y máximas que llegan al 12%.
También es la zona más angosta: pasaremos por dos marcadas curvas de herradura, con un asfalto algo irregular en algunos tramos.
A aproximadamente 2,5 kms para coronar, pasamos por otra de las rampas a destacar: algo más de medio km entre el 11-12%.
En los últimos 1,5 km, el perfil cae al 8% y después al 5%, permitiendo algo de recuperación. A estas alturas, cualquier pendiente inferior al 10% se siente como un regalo. Asimismo, el entorno se abre y anuncia la llegada inminente al refugio.
El Rifugio San Sebastiano aparece como un faro en medio del esfuerzo, preludio de la cima. La carretera suaviza al 4 %, permitiendo sentarse y disfrutar del final. El silencio y la altitud acompañan el último aliento del ascenso. Coronamos a una altura de 1605 metros.

PASSO STAULANZA (por Caprile)

El Passo Staulanza, situado en el corazón de los Dolomitas de Belluno, conecta el valle del Cordevole con el Val di Zoldo, ofreciendo un paso natural entre paisajes de gran belleza y tradición alpina. Desde su cima, a 1773 metros de altitud, se contemplan algunos de los macizos más emblemáticos como el Monte Pelmo, cuya silueta piramidal se alza imponente sobre bosques de coníferas, praderas y pastos de altura. A los pies del puerto se encuentra Caprile, un pequeño y encantador núcleo que conserva la atmósfera típica dolomítica y que sirve como base ideal para múltiples rutas ciclistas, entre ellas, la que conduce a Staulanza. Esta carretera, conocida por su excelente mantenimiento y bajo tráfico, es apreciada tanto por el cicloturismo como por los profesionales del ciclismo, que la han transitado en más de una ocasión durante el Giro de Italia, normalmente como ascensión de paso dentro de etapas de gran fondo.
La subida desde Caprile es una ascensión larga pero accesible, que va ganando altura de forma progresiva a lo largo de 13,5 kms. El inicio es suave y transcurre junto al río Cordevole, con un entorno cerrado por la vegetación, ideal para entrar en calor. Poco a poco la pendiente se va consolidando entre el 6 y el 8%, sin sobresaltos ni tramos extremos, lo que permite encontrar ritmo y disfrutar del entorno. A medida que se avanza, se atraviesan pueblos con encanto como Selva di Cadore o Santa Fosca, puntos intermedios que rompen la monotonía y brindan oportunidades para repostar o tomar aire. La carretera, bien asfaltada y ancha, va ganando altitud con trazado regular y vistas cada vez más abiertas. En el último tercio, ya por encima de los 1600 metros, el paisaje se vuelve más alpino, con pastos, abetos dispersos y presencia de malghe (refugios de altura). La cima llega tras una subida progresiva sin rampas finales duras, lo que permite coronar con dignidad incluso tras una jornada larga.
Asimismo, el paso presenta una longitud de 13,5 km con una pendiente media del 5,6%, salvando un desnivel total de 758 metros. La primera mitad concentra las rampas más exigentes, con tramos que alcanzan hasta el 9 y el 10 % en torno a Selva di Cadore. Entre los kilómetros 7 y 10, el trazado suaviza e incluso desciende ligeramente, antes de encarar los kilómetros finales que oscilan entre el 5 y el 6 %. Es una subida de dificultad moderada, ideal para fondo, con ritmo constante y sin grandes picos de dureza, pero que exige resistencia y cadencia para mantener una pedalada eficiente hasta la cima.
Fuente: cyclingcols
Desde Caprile pasando de la SR203 a la SP20, con una orientación hacia el suroeste, la carretera inicia su ascenso bordeando el río (torrente Fiorentina), con un ambiente boscoso y pendientes suaves entre el 4 y el 5%. 
Este primer tramo es ideal para calentar sin prisas, disfrutando del aire fresco matinal que ofrece el valle. El tráfico es escaso y la calidad del asfalto permite rodar con seguridad y constancia. Pasamos por diversos túneles iluminados.
Al paso por Ponte, la carretera comienza a inclinarse con mayor decisión, entre el 6 y el 7%. Hay alguna que otra rampa al 9-10%, pero cortas. A ambos lados, la vegetación se cierra formando una galería natural mientras la altitud empieza a notarse. Aquí se percibe ya el carácter montañoso del puerto, aunque sin intimidar al ciclista.
El ascenso se mantiene estable al 6-7% en dirección a Selva di Cadore, ganando metros con regularidad.
Se trata de una sección con curvas suaves que permiten mantener el ritmo sin forzar la mecánica. El trazado acompaña al ciclista, sin exigencias extremas pero sin descanso, transitando por una vía ancha y en buen estado.
Poco antes de Selva di Cadore, aparecen las primeras rampas con medias entre el 8-9%, incluso con máximas que llegan al 11-12%. Es el sector más duro de esta vertiente. 
Este pequeño muro obliga a ajustar el desarrollo y dosificar las fuerzas si se quiere llegar entero al final. Las vistas al fondo se abren por momentos, anticipando el espectáculo dolomítico.
La localidad de Selva di Cadore marca el ecuador del puerto, siguiendo por la SP251, con una pequeña zona urbana y un falso llano de transición. La altitud ya supera los 1300 metros y el aire empieza a sentirse más frío y limpio. A la izquierda dejamos el desvío al Passo Giau y al Colle Santa Lucia.
Tras Selva di Cadore, el trazado se desvía hacia Santa Fosca con una rampa del 8-9%. El paso por este núcleo es corto, pero técnico, con estrechamientos y posible presencia de vehículos. El desnivel sigue sumando y la acumulación de esfuerzo comienza a notarse.
A la salida de Santa Fosca llega una sorpresa: un breve descenso que rompe el ritmo, pero oxigena las piernas. Este respiro visual y físico permite contemplar el Monte Pelmo en el horizonte, escoltando la carretera. El perfil se suaviza hasta el 2%, una rareza en un puerto dolomítico.
Desde el km 6 hasta el km 10, el puerto transcurre con pendientes cómodas entre el 4 y el 6%. Este tramo intermedio es ideal para volver a encontrar cadencia y recuperar algo de tiempo perdido. El entorno natural cobra protagonismo, con amplios prados y refugios visibles entre los abetos.
Al paso por Camping Cadore, el trazado gana algo de pendiente, volviendo al 6-7% en tramos puntuales. No hay curvas cerradas ni muros repentinos, lo que facilita un pedaleo constante. El paisaje sigue ampliándose y la luz varía según la altitud y la hora del día.
Malga Fiorentina anuncia el tramo final, con un trazado serpenteante en medio de un paisaje alpino puro. Las rampas se estabilizan al 5-7%, pero el esfuerzo acumulado se deja notar en las piernas. El silencio y la altitud se imponen, favoreciendo una experiencia de montaña auténtica.
El último kilómetro mantiene un perfil del 4,5%, sin grandes sobresaltos y con la cima visible a lo lejos. Este tramo final ofrece una sensación de logro inminente, con los macizos dolomíticos como testigos. El aire fresco y limpio recuerda que se ha llegado a una de las cotas clásicas del Bellunese.
La cima del Passo Staulanza, a 1.773 metros, aparece de forma natural, sin pancartas ni alardes. Solo una señal y un pequeño refugio marcan el punto más alto de la travesía. La sensación es de paz y equilibrio, premio a un esfuerzo sostenido pero grato.
El Passo o Forcela Staulanza ha sido escenario del Giro como paso intermedio, no decisivo, pero sí estratégico. Su ubicación y características lo convierten en pieza habitual en etapas que conectan Giau, Duran o Fedaia. Es un paso popular por cicloturistas y profesionales por igual, por su belleza y su accesibilidad.

COLLE SANTA LUCIA (por Caprile)

Colle Santa Lucia es una pequeña y encantadora aldea suspendida entre los valles del Agordino y el alto valle del Cordevole, en el corazón de los Dolomitas. Situada a unos 1450 metros de altitud, su emplazamiento es privilegiado: se alza en un balcón natural que ofrece vistas incomparables hacia el macizo del Civetta, el Pelmo y la Marmolada. Este lugar ha sido históricamente punto de paso, de vigilancia y de conexión entre valles, y hoy representa uno de los balcones panorámicos más apreciados del Véneto.
Este ascenso no solo es un excelente mirador natural, sino que también ha sido escenario del Giro de Italia en múltiples ocasiones, generalmente como tramo de enlace antes de afrontar grandes puertos como Giau o Falzarego. Aunque no tiene el renombre de los gigantes dolomíticos, su belleza, su regularidad y su ubicación estratégica lo convierten en una pieza clave del ciclismo de alta montaña en la región.
El perfil altimétrico del Colle Santa Lucia desde Caprile muestra una subida perfectamente escalonada, con un desnivel total de 474 metros distribuidos de forma muy uniforme a lo largo de sus 7,4 kms. La pendiente media es del 6,4 %, pero este número no refleja completamente su regularidad ni su capacidad para mantener la presión de pedaleo constante durante toda la ascensión.

Fuente: cyclingcols
Después de salir de Caprile, el trazado avanza por la SP563, una carretera de montaña clásica con curvas bien marcadas, vistas crecientes sobre el valle y tramos que pronto comienzan a retar las piernas del ciclista. 
Ya desde el primer km, la pendiente se estabiliza en torno al 6-7 %, con una pequeña rampa al 8 % al salir de Caprile que sirve como bienvenida a un ascenso sin sobresaltos.
A partir de Sac, el paisaje se abre y la pendiente se endurece ligeramente. Tras cruzar el cruce con la SP251, la ruta se vuelve más constante en su ascenso, manteniéndose siempre en el entorno de los 6-8%.
Conforme se gana altura, la vía serpentea por la ladera, atravesando Sac y más adelante enlazando con la SP251, donde el trazado se suaviza momentáneamente para después volver a tomar fuerza.
A partir del km 4, la pendiente vuelve a oscilar entre el 6 y el 7%, con tramos breves al 8 y hasta un punto puntual al 9% cerca del final.
Este es un puerto de carácter constante, sin descansos significativos, lo cual lo hace ideal para trabajar cadencia y ritmo. También tenemos vistas espectaculares del Monte Civetta.
A aproximadamente 3 kms para coronar, en el sector donde se encuentra la pequeña localidad de Reciavà, acemos un brusco giro de 180º. A la izquierda dejamos el desvío a Arabba (SR48) donde se une un poco más tarde el passo Falzarego y más adelante el passo Pordoi y passo Campolongo.
La parte final alcanza rampas del 7 al 9%, lo que añade un punto de dureza justo antes de coronar, obligando a un último esfuerzo sostenido.
Los últimos 2 kms atraviesan una densa zona boscosa e intensa, con porcentajes que se acentúan sensiblemente entre el 8-9%.
Coronamos este interesante paso a una altura cercana a los 1500 metros, en la zona de El Crep Belvedere, con bonitas vistas en la cima del valle y del inicio desde Caprile, como también del Monte Civetta. 
Pocos metros más allá, en su vertiente opuesta, que también parte de Caprile, llegamos a la población de Colle Santa Lucia, localidad que aparece colgada sobre el valle, siendo una de las imágenes icónicas de los Dolomitas.

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