PASSO DI CAMPO CARLO MAGNO (por Pinzolo)

El Passo di Carlo Magno, a 1.681 metros de altitud, se alza como un paso estratégico y panorámico en el corazón del Trentino, uniendo el Val Rendena con el Val di Sole, y separando las cuencas del río Sarca y del río Noce. Rodeado por el Parco Naturale Adamello-Brenta, este paso de montaña no destaca por su dureza extrema, pero sí por su constancia, belleza paisajística y valor histórico. Desde su cima se abren amplias vistas hacia los Dolomitas de Brenta, especialmente en dirección sur, coronadas por bosques de coníferas, pastizales alpinos y la reconocida estación de esquí de Madonna di Campigglio.
El puerto es conocido por su papel en el ciclismo profesional, especialmente en el Giro de Italia, como parte del acceso hacia Madonna di Campiglio, que ha sido final de etapa en varias ocasiones. Aunque el paso no siempre se categoriza como puerto puntuable, forma parte esencial del tejido montañoso de algunas etapas reinas.
La vertiente más conocida y frecuentada es la que parte desde Pinzolo, al sur, siguiendo la SS239 a lo largo de 16 km y un desnivel acumulado cercano a los 900 metros. El perfil es constante, con pendientes medias del 5,7%, sin rampas extremas pero sí tramos sostenidos entre el 6 y el 7,5%, especialmente en la zona intermedia. El ascenso atraviesa poblaciones como Carisolo, Sant’Antonio di Mavignola y culmina con el paso por Madonna di Campigglio, una localidad clave tanto turística como ciclista, donde se recomienda evitar el túnel moderno y tomar la antigua carretera, más estrecha y con un carácter más auténtico. El paisaje alterna bosques espesos, aperturas panorámicas y zonas rurales bien conservadas. Por el norte, el paso se asciende desde Dimaro, en el Val di Sole, con un perfil más corto y más empinado. En apenas 9 km se ganan cerca de 600 m de desnivel, con rampas frecuentes del 7-8%, especialmente en la primera mitad.
Fuente: cyclingcols
Desde Pinzolo, la SS239 asciende de forma regular, con pendiente moderada desde el inicio, entre el 3-4%. Asimismo, la carretera es ancha, de orientación norte, bastante sombría y buen asfalto en general.
Al poco de salir, nos encontramos con el cruce hacia Val Genova, uno de los valles más salvajes del Brenta, una desviación escénica, ideal para quienes buscan rutas más tranquilas y sin tráfico.
Cruzamos Carisolo entre casas de piedra, con pendientes del 5-6% constantes y en aumento, la vegetación es espesa y el rumor del río Sarca acompaña durante varios kms.
La carretera sube firme, recta y sin cambios de ritmo bruscos y se estabiliza en un 6-7%, flanqueada por coníferas, el tráfico es ligero aunque constante, especialmente en épocas turísticas.
Al alcanzar Sant’Antonio di Mavignola a 1.122 metros, la pendiente se endurece brevemente, allí se alcanza el 7,5% en uno de los tramos más exigentes de todo el ascenso.
Entre los kilómetros 10 al 6 para coronar, el trazado es muy uniforme, sin pausas ni descansos, es la parte más sostenida, ideal para pedalear a ritmo continuo y sin sobresaltos. El trazado tiene varias curvas de herradura, todas ellas anchas.
A mitad de puerto se perciben las primeras vistas hacia las cimas del Brenta, en paralelo, pequeños desvíos conducen a praderas alpinas y rutas como Val Nambino.
Los últimos 5 kms son más suaves y sobre todo más irregulares. Las medias oscilan entre el 3-6%, con una rampa que llega al 9% al salir de Madonna.
A 4 km de la cima se entra en la zona de influencia de Madonna di Campigglio, los hoteles y estructuras turísticas anuncian la cercanía de este enclave de montaña. Es la zona más caótica del trazado, en medio del núcleo urbano.
Justo antes del túnel, una pequeña carretera a la derecha nos conduce al centro de Madonna, este tramo, algo más empinado, es obligatorio para ciclistas.
En pleno corazón de la estación, a 1.522 metros, la pendiente se mantiene constante, salvo la comentada rampa al 9% al salir de la localidad.
Tras dejar el núcleo urbano, el trazado vuelve a abrirse hacia el norte con vistas despejadas. Los últimos 2 km discurren al 5-6%, suaves pero mantenidos hasta coronar.
El Passo di Carlo Magno culmina entre pastizales, cabañas y pistas de esquí a 1682 metros, las vistas se abren hacia el sur, con perfil nítido de los Dolomitas de Brenta.

ASCENSO A VAL GENOVA (por Pinzolo)

El ascenso en bicicleta a Val Genova es una inmersión total en la belleza salvaje del corazón de los Dolomitas, un rincón donde la naturaleza domina el paisaje con bosques espesos, el estruendo de cascadas como la Nardis y las imponentes cumbres que flanquean el valle. El entorno cambia a cada kilómetro, alternando tramos de sombra, ríos tumultuosos y pequeños claros que revelan toda la majestuosidad alpina.
Este rincón del Trentino no es solo una joya paisajística, sino también un destino apreciado por cicloturistas que buscan rutas menos concurridas, con fuerte carga escénica y un punto de aventura. La carretera, estrecha y sin tránsito pesado, refuerza esa sensación de aislamiento y autenticidad que tan bien acompaña al esfuerzo físico del ascenso.
Con una longitud total de 18,6 km, una pendiente media del 4,7% y un desnivel a superar cercano a los 900 m, el ascenso combina tramos suaves con zonas más exigentes, sobre todo a partir de Malga Genova. A pesar de que la altitud no es extrema, el perfil creciente y el terreno algo rugoso exigen una gestión adecuada del ritmo y buena forma física para disfrutarlo plenamente.
Fuente: cyclingcols
Partimos desde Pinzolo pasando de la SS234 a la pista que tiene el inicio en Carisol. El inicio es suave, con buen asfalto y un trazado que se adentra lentamente en el valle siguiendo el río, con una orientación hacia el oeste.
Los porcentajes de los 3 kms iniciales son entre el 3 y el 5%. En general, suaves, siendo la zona más saturada en cuanto a tráfico.
El asfalto en general no está en muy buen estado, aunque es posible hacer el trayecto, como hicimos nosotros, en bicicleta de carretera.
El desvío hacia Madonna di Campiglio, para la salida del valle, queda atrás y el ambiente se vuelve más natural, con arboleda densa y una sensación creciente de aislamiento. Al pasar el peaje a vehículos a motor cambia bastante el recorrido.
Los siguientes 3 kms, hasta la Cascata Nardis (921 m), espectacular y atronadora, uno de los puntos más fotografiados del valle, son prácticamente falsos llanos.
A partir de aquí, la carretera gana algo de pendiente, pero sigue siendo cómoda, con curvas amplias y sin tráfico, en un contexto con multitud de caminantes remontando el valle junto a ebikes y btts.
En el trazado, hay numerosos albergues, transformándose en una especie de parque temático natural con intereses y niveles según los objetivos y forma física de los individuos. Pocos llegan a las cumbres más altas.
Superando los 1000 m, se alcanza el entorno del Albergo Genova, con un breve respiro visual gracias a una apertura del valle.
Se prosigue hacia Malga Genova (1094 m), donde la pendiente se endurece bruscamente con una rampa al 10%, ya en un entorno más salvaje.
El firme comienza a mostrar desgaste: algunos tramos tienen asfalto rugoso o agrietado, especialmente en las zonas más sombrías. Estamos, sin duda, en el tramo más duro del ascenso.
El bosque se cierra y el valle se estrecha; la humedad y la sombra hacen que algunos tramos tengan grava o restos vegetales.
A 9 kms de coronar, pasada la Malga Genova, las pendientes constantes entre el 7-10%, con máximas en un inicio al 15% y varias por encima del 10%.
En el tramo entre 1400 y 1500 m, ya con el valle de nuevo abierto, el esfuerzo se mantiene y la carretera se vuelve más exigente por su estado, aunque el entorno es sobrecogedor.
La pendiente desacelera y se estabiliza a unos 6 kms de coronar entre el 3 y el 5%, pero de forma irregular, con alguna que otra rampa dura.
Son unos últimos kms impresionantes, viendo de primera mano el gran circo donde finaliza el valle y las últimas capas de nieve en las cotas más altas.
Aproximadamente a unos 3 kms para coronar el asfalto va desapareciendo, con algún tramo algo comprometido, pero factible, con precaución con la bicicleta de ruedas finas.
En este sector final volvemos a tener tramos comprometidos al 7% y alguna rampa al 10%, pero ya no con la dureza de kms anteriores.
Última recta para situarnos en un final sin asfalto, con varias curvas y con una pendiente moderada entre el 4-6%.
El Rifugio Bedole (1641 m) aparece tras una última curva: el paisaje se abre a los glaciares, con una llegada de puro sabor alpino, ideal para detenerse y contemplar después del esfuerzo.

REFUGIO GARDECCIA (TORRI DI VAJOLET)

El ascenso en bicicleta al refugio Gardeccia, en el corazón del grupo del Catinaccio en los Dolomitas italianos, ofrece una experiencia tan exigente como fascinante. Rodeado por un entorno natural majestuoso, el paisaje que acompaña la subida está dominado por las imponentes agujas de piedra de las Torri di Vajolet, paredes verticales que parecen esculpidas con precisión. Los bosques de coníferas, los prados alpinos y las formaciones rocosas típicas de esta zona Patrimonio de la Humanidad conforman un escenario de alta montaña que cautiva tanto a los amantes de la naturaleza como a los ciclistas que se atreven con el reto.
Aunque el refugio Gardeccia es más conocido entre senderistas y escaladores, el cicloturismo ha ido ganando espacio en esta ruta por su belleza y desafío. Para los apasionados de la bicicleta de montaña o del ciclismo de carretera con un gusto por lo extremo, este ascenso representa una conexión directa con la historia del ciclismo profesional. El Giro de Italia lo incluyó como final de etapa en 1976 y nuevamente en 2011, ambas veces consolidando su fama como una subida corta pero brutalmente exigente. En 1976, fue Miguel Gandarias fue quien se impuso en la cima, mientras que en 2011, el también español Mikel Nieve firmó una de las actuaciones más épicas de aquella edición, al final de una jornada marcada por un recorrido durísimo.
Desde el punto de vista técnico, el ascenso al refugio Gardeccia es breve pero particularmente duro. Aunque no presenta grandes distancias -6,3 kms-, su pendiente media es alta y constante, sobre el 10%, con tramos que superan el 15-16% y un desnivel total a superar es de 620 m. Se trata de una subida que exige piernas fuertes, control técnico y una gran capacidad de resistencia, pero que ofrece, como recompensa, una llegada a uno de los parajes más impresionantes de los Dolomitas. El silencio de la montaña, roto solo por el latido del corazón y el crujir de los pedales, hace de esta ascensión una experiencia profundamente auténtica.
Fuente: cyclingcols
El ascenso tiene su inicio en el desvío situado en la localidad de Pera, en las afueras, para desviarnos hacia el oeste por la SP238, con una orientación hacia el oeste.
La carretera es estrecha y en muchos puntos se siente más cercana a una pista alpina que a una vía asfaltada convencional, lo que añade dificultad al esfuerzo físico.
Aunque, el general, todo el ascenso es terrible en cuanto a dureza, cabe destacar el inicio, con máximas constantes entre el 12-15% y el último km y medio, con puntas que llegan al 16-17%.
Hasta la población de Ronch, pasamos por una exuberante curva de herradura con medias por encima del 10% y máximas entre el 14-15%. Detrás, ni más ni menos que el Piz Boè.
Pasado el primer km y medio durísimo, llegamos a la localidad comentada para continuar con la población de Muncion, donde incluso tenemos varios metros de falso llano.
Dejados atrás los núcleos urbanos, la vía se vuelve más estrecha y angosta y los porcentajes vuelven a elevarse progresivamente hasta el 11% de forma bastante escalonada.
A 3 kms para coronar, enlazamos rampas muy duras sobre el 12-13% junto con ligeros descansos entre el 5-7%.
Perdemos ligeramente la orientación, ya que transitamos por una zona de bosque bastante espesa, aunque al fondo vemos el gran macizo donde concluye el ascenso.
La media se estabiliza en el 10%, pero es la ante sala del penúltimo km, este mucho más regular y con media del 13-14%.
En este sector apenas hay descansos y el último km y medio no baja del 14% de media. Las rampas máximas llegan al 16-17%.
Pasamos un puente final sobre el torrente y finalmente llegamos al bonito refugio Gardeccia, coronando a una altura de casi 1950 metros.

PASSO DEL BALLINO (por Riva di Garda)

El Passo del Ballino es un paso de montaña ubicado en el norte de Italia, entre el Trentino y el Alto Garda, que conecta la ciudad de Riva del Garda con el altiplano de Fiavè y la zona de Comano. Se trata de un paso poco elevado en comparación con otros de los Alpes, pero cargado de historia, encanto y atractivo paisajístico. Su entorno ofrece un escenario cambiante, que va desde el ambiente mediterráneo del lago de Garda hasta los bosques espesos, los prados de montaña y las formaciones rocosas del prealpe trentino. El paisaje que lo rodea es armónico y diverso: a medida que se asciende por la vertiente sur, se dejan atrás los olivos y las palmas del microclima gardesano para adentrarse en bosques de coníferas y pastos montanos, con vistas constantes a los valles y las paredes verticales del Monte Brione y la zona del Sarca.
La vertiente que sube desde Riva del Garda es especialmente apreciada por los cicloturistas, no solo por la belleza del recorrido sino también por su relevancia histórica. Esta subida ganó notoriedad en el ciclismo profesional gracias al Giro de Italia de 1936, cuando un joven Gino Bartali cruzó primero el Passo del Ballino, marcando uno de sus primeros grandes logros en la carrera rosa. 
Desde entonces, aunque no es uno de los grandes colosos alpinos, el Ballino ha quedado ligado al imaginario ciclista como un punto de conexión entre el lago y los valles interiores del Trentino, siendo una opción habitual en rutas de entrenamiento y turismo deportivo.
El ascenso desde Riva del Garda presenta una subida constante, pero accesible, sin rampas extremas, lo que lo hace ideal tanto para ciclistas aficionados como para quienes buscan una subida más prolongada sin excesiva dureza. Se inicia prácticamente a nivel del lago y va ganando altitud de manera progresiva a lo largo de unos 14 kms, con una pendiente media cercana al 4-5% y un desnivel a superar de 690 m, alcanzando una altitud máxima de 755 metros. La carretera está bien pavimentada y bastante transitada en meses estivales, especialmente en los primeros kms.
Partimos de la población, normalmente saturada en meses estivales, para pasar de la SS240 desviarnos por la SP37, con una orientación hacia el norte y a partir de la localidad de Pranzo seguir por la SS241.
Se trata de un paso con un trazado muy regular. Pasando el falso llano del inicio del ascenso, los siguientes 4-5 kms tienen una media muy estabilizada entre el 6-7%.
Después de superar el primer km, nos desviamos a la izquierda siguiendo el desvío a Deva y Pranzo. A partir de este momento, disminuye bastante el tráfico, cosa que se agradece.
Para superar el desnivel, pasamos por varias y espectaculares curvas de herradura. A nuestras espaldas, hacia el sur, dejamos atrás el lago de Garda.
En todo momento nos cruzaremos con una inmensidad de ciclistas y cicloturistas, ya que la ruta en muy popular entre los lugareños.
Cercanos al km 4, pasamos por la localidad de Deva, donde al superarla perderemos de vista el lago. Los porcentajes se sitúan, como hemos comentado, alrededor del 7%.
A nuestra derecha, se aprecia un seguido de casas construidas en la falda de la montaña hasta conectar con la población de Riva de Garda.
Cambia el paisaje y nos adentramos en una zona más boscosa y cerrada, con nuevas horquillas y con una ligera disminución de la pendiente.
La vía, sin apenas curvas, sigue su orientación hacia el norte, dejando a la izquierda los macizos prealpinos que vemos en la imagen, en un tramo donde la vía es más estrecha.
En esta parte intermedia del recorrido, pasamos por la bonita localidad de Pranzo, donde superamos varias horquillas con un porcentaje cómodo sobre el 5%.
Los porcentajes de ascenso decaen poco a poco hasta incluso pasar por alguna zona de falso llano, alrededor del 1-3%.
Pasamos por la rotonda donde nos volvemos a unir, como al inicio, con la SS421 y dejamos a nuestra derecha, visto de espaldas en la imagen, el lago de Tenno.
El paisaje a esta altura, sobre los 700 metros, es de alta montaña. El final es un poco irregular, entre zonas de falso llano y rampas entre el 6-8%.
A aproximadamente 2,5 kms para coronar, pasamos por una última rampa destacable sobre el 8%, que nos da acceso a la localidad de Ballino, que da nombre al paso.
Larga recta con porcentajes contenidos entre el 1-2%, para finalmente coronar este interesante paso que nos une con el altiplano del Fiavè para coronar a una altura de750 metros.

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