ALTO DE MONCALVILLO (por Daroca de Rioja)

El ascenso a Moncalvillo es una de las grandes joyas escondidas de La Rioja. Desde los alrededores de Entrena, la carretera se adentra suavemente entre viñedos y campos de cereal, ascendiendo con amabilidad hasta Sojuela. A partir de ahí, el puerto se vuelve más serio y gana en belleza. La carretera se estrecha, el asfalto se oscurece bajo la sombra del bosque, y el aire adquiere ese frescor inconfundible de la sierra.
Desde Daroca de Rioja, la subida se transforma en un desafío puro: largas rampas de dos dígitos, curvas cerradas y un entorno natural que en otoño alcanza su máximo esplendor. Los hayedos y robledales cubren el paisaje con tonos dorados, rojizos y ocres, mientras las hojas secas tapizan el asfalto. Es un ascenso que combina fuerza, concentración y emoción visual, un puerto donde el ciclista siente que se adentra en el corazón de la montaña riojana.
Asimismo, el ascenso a Moncalvillo alcanzó fama internacional gracias a la Vuelta a España de 2020, cuando Primož Roglič se impuso en un final de etapa histórico. Aquella jornada mostró al mundo una subida inédita, desconocida para muchos, pero que reúne todos los ingredientes de un puerto de leyenda: rampas imposibles, un entorno espectacular y una cima con vistas inabarcables. Desde entonces, Moncalvillo forma parte del selecto grupo de cimas que definen el nuevo ciclismo español, con un carácter tan agreste como bello.

📊 Altimetría y características

  • Altitud máxima: 1.491 m

  • Distancia total: 14,4 km

  • Desnivel positivo: 969 m

  • Pendiente media: 6,7%

  • Pendiente máxima: 15%

  • Coeficiente APM: 252

  • Carretera: asfalto en buen estado, estrecho a partir de Daroca

  • Sombras: abundantes en la parte alta

  • Tráfico: muy escaso. Inicio en la LR-444 para pasar a la LR-341.

  • Puntos de agua: Sojuela y Daroca

Fuente: altimetrias.net
El ascenso comienza en Entrena, una localidad rodeada de viñedos donde la pendiente inicial apenas alcanza el 3%. Es un tramo amable que permite calentar las piernas entre el aroma a uva madura y tierra húmeda.
Poco después la carretera toma dirección hacia Sojuela, con pendientes que rondan el 5%. A la izquierda, las vistas del valle del Iregua acompañan la subida, mientras los primeros tonos dorados del otoño tiñen los campos.
A la entrada de Sojuela, el trazado mantiene su suavidad y atraviesa el pequeño núcleo urbano con un ambiente tranquilo. Es el último respiro antes de que el puerto muestre su verdadera cara.
Tras dejar atrás el pueblo, la carretera se estrecha y empieza a ganar altura entre pinares. La pendiente ronda el 6%, constante, y el paisaje se vuelve más montañoso y cerrado.
A mitad de camino hacia Daroca de Rioja llega un breve descanso, con pendientes más suaves y un horizonte que anuncia el muro que espera al fondo. El puerto permite rodar con ligereza durante unos minutos.
Daroca de Rioja marca el punto de inflexión. El paso por este encantador pueblo, con olor a chimenea y piedra húmeda, da comienzo al tramo más exigente del ascenso.
Las primeras rampas serias aparecen justo a la salida de Daroca, con pendientes del 8 al 9%, justo después del cruce. La carretera se sumerge en un bosque cada vez más denso, donde el silencio solo lo rompe el crujir de las hojas bajo las ruedas.
En el kilómetro siete, las rampas superan el 10% y la carretera se retuerce en curvas cerradas. El hayedo, con su suelo cubierto de hojas, crea un ambiente mágico pero también desafiante, sobre todo en otoño.
A medida que se asciende, el trazado alterna tramos de 7% con picos del 12%, en una secuencia de curvas enlazadas. La humedad, la sombra y el aire fresco obligan a mantener la concentración al máximo.
Superado el noveno kilómetro, las rampas se disparan de nuevo. Aparecen tramos del 11 al 13% que ponen a prueba la resistencia. Es el momento de dosificar y dejarse llevar por la belleza del entorno.
Cerca del kilómetro diez hay una pequeña fuente junto al camino, casi escondida entre la vegetación. Es el último punto de respiro antes del desenlace, ideal para recuperar fuerzas.
Los kilómetros once y doce son los más duros del puerto, con rampas que alcanzan el 15%. El asfalto rugoso y las hojas húmedas multiplican la sensación de dureza. Cada curva es una pequeña victoria.
En el tramo final, las curvas se abren ligeramente y comienzan a verse las torres de comunicación que anuncian la cima. El aire se enfría y la vegetación se aclara, dejando paso a vistas amplias sobre el valle del Ebro.
Finalmente, tras 14,4 kilómetros de esfuerzo, se alcanza la cima de Moncalvillo a 1.491 metros. El mirador ofrece una panorámica inolvidable: La Rioja a tus pies, el Ebro serpenteando a lo lejos y, en días despejados -no como el día de este ascenso-, la silueta de los Pirineos en el horizonte.

PUERTO DE HERRERA (por Leza)

El Puerto de Herrera es uno de los pasos de montaña más emblemáticos de la Sierra de Cantabria, frontera natural entre Álava y La Rioja. Este puerto, con un carácter abrupto y paisajístico inconfundible, conecta el valle del Ebro con la Montaña Alavesa, ofreciendo una panorámica espectacular sobre los viñedos de la Rioja Alavesa y los montes del Parque Natural de Izki.
Su cumbre, presidida por el mirador del puerto, permite contemplar amplias vistas de la depresión del Ebro y las cumbres que marcan la divisoria entre ambas provincias. Es una ascensión apreciada tanto por ciclistas como por excursionistas por su belleza, su trazado y su dureza concentrada en pocos kms. Asimismo, el paso se ha ascendido varias veces en la Vuelta a España.

📊 Altimetría

  • Altitud máxima: 1.107 m

  • Distancia total: 7,1 km

  • Desnivel positivo: 535 m

  • Pendiente media: 7,7%

  • Pendiente máxima (500 m): 14%

  • Rampa máxima (200 m): 17,6%

  • Coeficiente APM: 145 aprox.

  • Carretera: estrecha pero en buen estado, con asfalto rugoso y sin apenas tráfico.

  • Sombras: escasas al inicio, más presentes en la parte alta.

  • Orientación: suroeste, con buena exposición al viento en la zona final. Rodamos por la A-2124.

Fuente: Blog de Alejandro San Vicente
Salida en Leza (572 m): el puerto arranca junto al núcleo de Leza, entre viñedos y muros de piedra, con una pendiente suave que sirve de calentamiento antes de entrar en la sierra.
Primer km (5%): la carretera gana altura de forma progresiva mientras se dejan atrás las últimas casas del pueblo y se adentra entre campos y matorrales.
Cruce con la A-124: la pendiente ronda el 4–5%, un tramo cómodo antes de que la carretera empiece a estrecharse y la montaña se cierre sobre el valle.
Cambio de ritmo (6,5%): a medida que se avanza, las rampas se endurecen y comienzan las primeras curvas de herradura, preludio del tramo central.
Zona dura (9–14%): el asfalto se empina bruscamente, con un kilómetro entero que supera el 10% y picos del 14%, una de las secciones más exigentes.
Respiro corto (4%): un breve descanso tras el muro anterior permite recuperar el aliento antes de afrontar el tramo final del puerto.
Rampa al 8,5%: la carretera vuelve a empinarse con firmeza entre encinas y pinos, ganando altura de forma constante.
Entrando en la zona alta (10%): el paisaje cambia, aparecen las primeras vistas sobre el valle del Ebro y la carretera se hace más sinuosa, con bonitas curvas de herradura.
Rampas del 11%: tramo exigente que exige esfuerzo sostenido, con curvas cerradas y un entorno cada vez más rocoso.
Bosque alto (7,6%): la pendiente sigue siendo intensa, pero la sombra de los árboles y el aire fresco de la sierra ayudan a mantener el ritmo.
Últimos kilómetros (8–9%): el trazado serpentea entre cortas rampas y falsos llanos, anunciando la cercanía del mirador.
Coronación (1.107 m): se llega al mirador del Puerto de Herrera, con una vista panorámica espectacular sobre los valles riojanos y las montañas alavesas, recompensa perfecta a una subida corta, pero de carácter imponente.

PASSO DI VIZZE-PFITSCHERJOCH/ LAGO DE SCHLEGEIS STAUSSE (desde Vipiteno)

El Passo di Vizze (Pfitscher Joch) es una de las ascensiones más salvajes y escénicas del Tirol del Sur, conectando el valle de Vizze (Pfitschertal) con la vertiente austriaca del Zillertal. La subida, que parte de Vipiteno (948 m), remonta durante unos 30 kilómetros un valle glaciar cerrado y verde, con un desnivel acumulado de más de 1.500 metros hasta alcanzar los 2.248 metros del collado, justo en la frontera italo-austriaca.
Durante gran parte del trazado se alternan el asfalto rural, tramos de pista compacta de tierra y grava y una parte final muy exigente en camino de montaña, que obliga a usar bicicleta de gravel o MTB. Es una ascensión que combina dureza física, aislamiento y un entorno alpino impresionante, con el Hochfeiler (3.510 m) dominando el horizonte.
Desde el Collado de Vizze, la vertiente austríaca desciende de forma abrupta hacia el valle de Zamsergrund, en un tramo reservado solo para bicicletas de montaña o gravel con buena técnica. La pista, estrecha y pedregosa, serpentea entre neveros y torrentes hasta alcanzar el lago de Schlegeis Stausee, una impresionante presa alpina encajada entre paredes de granito. 
Este descenso, de fuerte pendiente y firme irregular, ofrece una experiencia tan vertiginosa como espectacular, con vistas constantes a los glaciares del Zillertal y la sensación de adentrarse en un paisaje de alta montaña donde la naturaleza domina por completo.

📈 Altimetría y características

  • Punto de inicio: Vipiteno (948 m)

  • Punto final: Passo di Vizze / Pfitscher Joch (2.248 m)

  • Desnivel total: +1.300 m

  • Distancia: 30 km

  • Pendiente media: 4,3 %

  • Máxima: 12 %

  • Superficie: asfalto hasta Stein/ Sasso km 22, luego 9 kms de pista forestal compacta hasta el Refugio Vizze (1.750 m), y finalmente sendero pedregoso en los últimos 3 km. Rodamos por la SP508.

  • Dificultad: Alta, especialmente por el tipo de firme y la pendiente final.

  • Paisaje: valle glaciar cerrado, prados alpinos, refugios tradicionales y cumbres del Zillertal.

Partimos de las inmediaciones de Vipiteno (948 m), en el corazón del Alto Adige, con el casco histórico tirolés y el castillo Reifenstein a la vista. La carretera comienza suave y bien asfaltada.
Los primeros 3 kms tienen una pendiente estable (5–6 %), entre granjas y pastos abiertos; la ruta sigue la Dossstraße, ganando altitud con curvas amplias. Pasamos por la localidad de Prati.
El valle de Vizze se abre: el paisaje se transforma en un valle glaciar verde, con el río Vizze acompañando la ruta. Pedaleamos por una vía ancha y en perfecto estado.
Desde la localidad de Prati, los porcentajes van aumentando progresivamente hasta la localidad de Avenes, situada en el km.7,5.
Este sector es la zona asfaltada más dura, con varios km entre el km 6 y 8 con una media del 9 y 10%. El trazado se basa en una larga recta y un túnel iluminado.
El km 6-7 es el más exigente de la zona asfaltada, con un km sobre el 10% y donde pasamos por generosas curvas de herradura.
Pasado el km 7 la pendiente va disminuyendo, situada entre el 5-6%. Rodamos por una zona boscosa remontando el valle, con altos picos rocosos a lado y lado del ascenso.
Los próximos 11 kms son mucho más suaves, Entramos en una zona de altiplano donde frecuentan los falsos llanos entre el 0-2%.
En este largo tramo pasamos por un ancho valle por las poblaciones de Novale y Saletto, en una zona suave para el pedaleo y sin apenas tráfico.
Pasado el km 13 dejamos el desvío a diversos núcleos de población dispersas en el valle, como Caminata o Riva.
En el km 17-19 pasamos por las localidades de Piazza y San Giacomo, donde los porcentajes tienen todavía un cómodo 1-2%.
A partir de esta segunda localidad la pista se torna muy estrecha, apenas la anchura de un coche, pero continua en perfecto estado.
La vía serpentea hasta llegar a la pequeña localidad de Sasso. Donde los porcentajes ya irán aumentando, consolidándose en el 6-7%.
Después de una dura y corta rampa al 12%, vemos la indicación de los últimos 9 kms antes de coronar el paso, ya rodando por una pista forestal un buen estado.
Entramos, hasta coronar, en una zona salvaje, rodeados de Bosques de abetos; zona muy tranquila y apenas transitada. Los kilómetros se encadenan con rampas entre 6 y 8 %.
En estos primeros kms sin asfalto, del km 22 al 24 aproximadamente, la pista es ancha y se rueda, todo y la dureza, con bastante soltura. 
Después de enlazar varias curvas de herradura y dos zonas de estacionamiento llegamos al km 24, donde está prohibida la circulación a vehículos a motor.
La panorámica no puede ser más espectacular. La pista se abre y ofrece vistas amplias del Hochfeiler y el glaciar de Schlegeis.
A una altura de 1.750, después de una generosa horquilla, dejamos a la derecha el desvío al Refugio Vizze, punto de descanso natural; desde aquí, el trazado se vuelve más rudo y pedregoso.
Rodando por la ladera izquierda, dejamos a la derecha el impresionante desfiladero enlazando varias curvas de herradura con porcentajes entre el 8 y el 10%.
Una vez superada la cifra de los 2000 metros, la vegetación desaparece y domina el paisaje alpino de roca y pasto bajo, dándole al ascenso un final digno de alta montaña.
En los últimos 3 km se encadenan duras rampas del 10–12 % con firme irregular; la sensación de altura y soledad es absoluta.
Finalmente, coronamos el passo de Vizze a una altura de 2.248 m: frontera natural entre Italia y Austria, con vistas hacia el Zillertal impresionantes. Asimismo, a pocos metros del collado, se encuentra el Refugio Pfitscherjochhaus, que ofrece hospedaje, comida tirolesa y una vista de postal hacia el Zillertal.
Una vez hayamos coronado, el descenso desde el Passo di Vizze comienza de forma abrupta, con una pista estrecha y repleta de piedras sueltas que obliga a extremar la precaución. Las primeras curvas ya muestran la magnitud del valle austríaco y la pared del glaciar Schlegeiskees al fondo.
A medida que se pierde altura, el camino se adentra en un terreno más salvaje, con torrentes que cruzan la pista y tramos erosionados por el agua. La bicicleta rebota sobre el firme roto mientras el rumor del deshielo acompaña cada giro.
En torno a los 1.800 metros de altitud, la vegetación reaparece lentamente y el descenso se suaviza. Los prados alpinos y los refugios de madera anuncian la proximidad del Zillertal, aunque el firme sigue siendo irregular y exigente.
Finalmente, tras unos kms de vértigo, surge ante el ciclista el lago de Schlegeis Stausee, de aguas turquesa y rodeado de picos nevados. El contraste entre la dureza del camino y la calma del embalse convierte este punto en un final majestuoso y profundamente alpino.

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